La “federación de bandas” de derecha que bajo la conducción de López Rega adopto el nombre de Alianza Anticomunista Argentina (A.A.A) perfilo sus planes en el verano del '74. Preveían la muerte de Perón y se preparaban para un combate frontal que les permitiera apoderarse de todos los resortes del gobierno. Su primera “acción estratégica” había sido la masacre de Ezeiza, un año antes, y el golpe final seria una ofensiva de aniquilamiento contra la tendencia revolucionaria del peronismo y el desplazamiento de los sectores terceristas.
Entre Julio y Septiembre de 1974 se produjeron 220 atentados de la Triple A - casi tres por día, 60 asesinatos, uno cada 19 horas -, y 44 víctimas resultaron con heridas graves. También 20 secuestros, uno cada dos días.
La silenciosa complicidad de las Fuerzas Armadas con la Triple A fue el prologo de la “guerra sucia”. Muchos de los miembros de la federación de grupos terroristas organizada por López Rega colaborarían mas tarde con la dictadura militar en tareas similares.
Sus Víctimas
Un dato llamativo es que ya no se habla de “guerrilleros” o “terroristas”. La Tiple A empieza a instalar la idea de que los muertos podían ser “subversivos”, una palabra que podía abarcar a un sacerdote, un delegado gremial, un profesor, un militante político o un estudiante. Al no ser grupos sino personas subversivas, se incluía a cualquier izquierdista o cualquier opositor, aunque no empeñase armas ni formase parte de grupos guerrilleros.
El escenario de posibles víctimas se amplio brutalmente, o recién empezaba a serlo.
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